Artículo de Jorge Gaupp
Este cuaderno de viaje se organiza en dos entregas, de las que ahora se publica la segunda. Tanto el viaje como la publicación son parte de la investigación-acción que desarrollamos en el proyecto europeo ReDes_Ling, Resistir la Desigualdad Lingüística (Staff Exchanges ref. 1011131469). En esa investigación estudiamos la desigualdad lingüística y perseguimos revertirla. Destacamos distintas formas de desigualdad, partiendo de ciertas premisas:
– La relación asimétrica entre grupos lingüísticos se traduce en diferencias sociales, desventajas económicas, acceso desigual a los derechos, falta de bienestar material y emocional o incapacidad para desarrollar el propio potencial (Bonnin 2013).
– La discriminación lingüística está tan generalizada como otras formas de discriminación basadas en la raza, etnia, sexualidad o género (Baugh 2003; Lippi-Green 1997; Urciuoli 1996).
Para revertir este papel de las lenguas en estas desigualdades, tenemos que cerrar la brecha entre la investigación académica y la percepción de la sociedad sobre el lenguaje, con intercambios entre equipos interdisciplinares de académicos y organizaciones.
—
Encuentro zapatista
Esto no significa, por supuesto, que el zapatismo sea una corriente católica. La propia comandanta también criticó la hipocresía católica: “No vamos a ser como las religiones, que hablan de amarnos los unos a los otros y muchas veces hacen lo contrario, todas tienen esa dualidad”. Estas palabras las pronunció el 29 de diciembre en los “Encuentros Internacionales de Resistencia y Rebeldía” que celebran el aniversario del levantamiento zapatista, y a los que asistieron unas 2000 personas, de las que la mitad éramos “ciudadanos”. “Cuando decimos ‘ciudadanos’ no es para ofender, sino porque es su lugar de lucha, el mundo por el que luchamos es también para ustedes”, diría el primer día el Capitán (antes llamado Subcomandante Marcos y Subcomandante Galeano).
El evento empezó el 28 de diciembre, en el CIDECI. Fue impresionante, la verdad, ver ese gigantesco salón de actos, en el que apenas éramos 30 personas bailando cumbia días antes, ahora abarrotado con más de 1000 personas dentro y muchas otras fuera. Es, en cualquier caso, una menor asistencia que en los años noventa, cuando medio mundo se fijaba en el zapatismo. Por eso quizá sentí una muy buena acogida: claramente los “ciudadanos” que asistimos al evento ya no lo hacíamos por moda pasajera.

Imagen 12. Auditorio principal del CIDECI, San Cris.

Imagen 13. Insurgentes en el exterior del auditorio del CIDECI, San Cris.

Imagen 14. Tiendas de artesanía durante las Jornadas Internacionales de Resistencia y Rebeldía. CIDECI, San Cris.
Esta menor asistencia no implica que el zapatismo no pueda volver a cobrar relevancia en los próximos años, ante previsibles colapsos parciales del medio ambiente a causa del capitalismo. Esta es claramente la apuesta discursiva del Capitán ante el exterior, como puede apreciarse en su serie de posts “La tormenta y el día después”. Si, quizá, en los años 90 el zapatismo atrajo en Europa por su certero ataque a un neoliberalismo cuya destrucción del tejido social previo era aún visible, hoy puede atraer por su capacidad de contraprogramar el colapso.
Pero también, si algo queda de la oleada democratista que siguió a la Primavera Árabe, el zapatismo puede seducir por su habilidad para construir y comunicar una forma democrática de gobierno. Esta fue mi principal motivación para ir a Chiapas, tras el trabajo que habíamos hecho en el seminario “Lengua, poder y capital” en torno al significante “democracia”. El gobierno del pueblo a través de asambleas y representantes con mandato imperativo es algo común a muchos pueblos indígenas americanos (de hecho, fueron indígenas norteamericanos los que enseñaron, con el ejemplo y la palabra, las ideas modernas de libertad y democracia a los ilustrados europeos, si seguimos a Graeber y Wengrow en El amanecer de todo). Una amiga chiapaneca me cuenta, por ejemplo, cómo en Chilón y otros lugares del Estado hay experiencias de gobierno indígenas iguales e incluso más interesantes que las del zapatismo, aunque muy probablemente influidas por la experiencia del EZLN.
Sin embargo, muchos de estos pueblos buscan pasar desapercibidos, quizá como parte de las clásicas “armas del débil” que investigó James Scott. No es el caso del zapatismo, al que le ha funcionado bien su estrategia de visibilidad, pues con ello se ha ganado la simpatía de buena parte de la sociedad mexicana e internacional, haciendo que al gobierno les sea más difícil llevar a cabo una represión descarada sin merma de apoyo social. Para ello la figura del Capitán o “el Sup” ha sido clave: gran pensador, gran escritor y mejor orador, desprende un carisma hacia el exterior que no han logrado igualar aún sus compañeros y compañeras del movimiento. “Quise ser un puente entre los zapatistas y su afuera”, dice. Aún la gente se agolpa para hacerse fotos con él, y está expectante antes sus discursos.

Imagen 15. Capitán Insurgente Marcos rodeado de seguidores.
Su discurso fresco, culto y lleno de humor, conecta bien con los debates (especialmente de la izquierda radical) en Europa y Latinoamérica: “Los mayas ya imaginaban el Aleph de Borges, el todo a la vez en todas partes”, dice al poco de iniciar su primera charla. Fue notorio, por ejemplo, cómo enmendó a varios de compañeros de mesa europeos y latinoamericanos, que hicieron un discurso casi absolutamente catastrofista y derrotista: “De qué sirve, qué sentido tiene explicarles a las madres buscadoras que la situación está jodida”. “Hace 31 años éramos una minoría con todo en contra. Éramos 4 y estábamos mojados (en el mal sentido de la palabra), mal armados y mal alimentados. Todos decían que no había condiciones objetivas, nadie nos apoyó, y aquí estamos”.
Respecto al lenguaje pueden reseñarse algunas frases interesantes: “Entre los zapatistas, el castilla es la 3ª, 4ª o 5ª lengua”, pero ellos “aunque no te hablen, te miran y te desnudan; miran qué haces y cómo lo haces. El zapatista identifica a un compañero en lo que hace, no en lo que dice”. Hace tiempo, también, que introdujo desde sus cuentos el otroas o el compañeroas para referirse con respeto a las personas queer del movimiento. Le parece más útil en el día a día que otres o compañeres, significantes que asocia a discursos recargados de palabras académicas y pretenciosas propias de las élites urbanas y, por tanto, más exclusivos que inclusivos. Pero, en cualquier caso, el énfasis sigue estando en la parte material del día a día de la persona zapatista media, por lo general campesina: “A Mari Jose, compañeroa, no la toman en cuenta por su preferencia de género, sino por cómo hace su trabajo”.

Imagen 16. Imagen web, Enlace Zapatista.
Comdantas del CCRI-CG
Hace 10 años, Marcos dejó el liderazgo estratégico del zapatismo en manos del Subcomandante Moisés, que a su vez lo abrió a un liderazgo colectivo, el del Comité Clandestino Revolucionario Indígena-Comandancia General (CCRI-CG) del Ejército Zapatista, órgano transversal formado por hombres y mujeres insurgentes y cuya identidad no es pública. Este liderazgo se ocupa principalmente de mediar, de administrar justicia cuando es requerido por las comunidades, y de proponer ideas a largo plazo, pero no tiene poder para nombrar a otras autoridades constituidas desde lo local, y que son las que toman las principales decisiones.
Tanto es así que desde hace dos años están reconfigurando el organigrama, pues el modelo jerárquico, “el pirámide” con las Juntas de Buen Gobierno (JBG) arriba de la jerarquía había provocado una falta de compromiso y de iniciativa por debajo (en las autoridades de cada pueblo), delegando a las JBG problemas que podrían solucionarse localmente, perdiéndose información y eficacia por el camino. De modo que ahora apuestan por un modelo más descentralizado: los Gobiernos Autónomos Locales. Elegidos por sus asambleas de pueblo, barrio, ejido… se constituyen como la entidad principal y soberana, que solo convocará a comités regionales sectoriales, o incluso a la nueva Asamblea de Colectivos de Gobierno Autónomos Zapatistas, cuando un problema lo requiera.

Imagen 17. Subcomandante Insurgente Moisés explicando el nuevo organigrama. CIDECI, San Cris.

Imagen 18. Bordado con los 7 principios zapatistas del buen gobierno. Municipio de Oventik.

Imagen 19. Cartel en el Municipio de Oventik.
Este cambio, muy a grandes rasgos, explicaron las comandantas y el “sub Moi” en sus intervenciones, haciendo especial énfasis en la palabra democracia, a la que dan un sentido mucho más tangible que el que conocemos quienes vivimos bajo gobiernos representativos disociados. Esta idea de disociación implica dejar de tomar decisiones al día siguiente de depositar el voto, tal como establecieron hace algo más de 200 años los fundadores de las primeras repúblicas contemporáneas, buscando precisamente huir de la palabra “democracia”, mal vista porque creían que solo llevaba a enfrentamientos entre facciones y demagogia. En el zapatismo, sin embargo, nunca despareció el mandato imperativo y cada cargo (“representar y no suplantar”) es revocable en cualquier momento.

Imagen 20. Mesa de mujeres en las Jornadas Internacionales de Resistencia y Rebeldía. CIDECI, San Cris.
Al final es tan sencillo como lo expresan una subcomandanta: “la democracia es que el pueblo delibere y decida”. En concreto, “La democracia es el acuerdo que se saca entre hombres y mujeres, que se hace en cada momento cuando se necesita, no cada 6 años… eso es negocio”. La idea, por tanto es que “todos y todas somos diputadas y senadores”. “No tenemos esperanza en una sola persona, aunque sea de nuestra etnia. Creemos en el pensamiento en común”. De nuevo, como desde hace más de 300 años, pueblos indígenas americanos ofrecen ejemplos prácticos una democracia efectiva que en Europa consideramos nuestra sin haberla alcanzado siquiera. Y, también como hace 300 años, tras su gira europea se burlan de nuestra hipocresía y afán de superioridad: “En lugar de que nos pidan perdón, debemos pedírselo a ellos por tardar tanto en ir a verlos”.

Imagen 21. Representación teatral en las Jornadas Internacionales de Resistencia y Rebeldía. Municipio de Oventik.

Imagen 22. Insurgentes en formación, escuchando al subcomandante Moisés. Municipio de Oventik.

Imagen 23. Insurgentes celebrando el 1 de enero. Municipio de Oventik.
Críticas y autocríticas
No es, sin embargo, todo autoafirmación y arenga en el zapatismo, como refleja la reestructuración de su propio sistema tras un proceso de autocrítica. El movimiento es consciente de que muchos jóvenes y “jóvenas” se quieren ir, y trata de evitarlo con un discurso sobre los peligros que afronta un/a migrante, con una controvertida política de rechazo a acoger de vuelta a quienes emigraron, y con formación en muchas áreas. Aunque, eso sí, no todas las que los y las jóvenes puedan desear.
A esto se suman los roles de género, que limitan un poco más las opciones vitales efectivas. Fue especialmente interesante, durante el evento, escuchar a tres generaciones de mujeres zapatistas y observar cómo las cosas han mejorado enormemente para ellas (“antes una mujer no podía hablar en público ni salir de casa, ahora tenemos el sueño de ser cirujanas”), pero esto no evita observar que los roles de género siguen marcados para unas mujeres son concebidas como “abuelas, mamás y jóvenas”. Al parecer, la unión de tradición tsotsil y tzeltal con el catolicismo no favorece derechos reproductivos como el aborto de las mujeres en la zona (Wójtowicz-Wcisło, “El derecho al aborto electivo en Chiapas, Mx” 2020). Mercedes Olivera Bustamante replicaría que “se puede empezar el trabajo por los derechos sexuales, reproductivos (…), pero nosotras tenemos un trabajo totalmente al revés: partimos de la violencia sistémica, de la violencia económica, y poco a poco nos vamos acercando a la individualidad” (Lecciones feministas de las mujeres zapatistas, 2024).

Imagen 24. Pintada en una pared del barrio de la Merced, San Cristóbal de las Casas.
Por último, cabría un comentario sobre la dificultad de conjugar la defensa de la tradición indígena (también en lo material: medicina, agricultura…) con la necesidad de avance tecnológico en un estado de guerra latente contra el Estado mexicano. Como sabemos por Scott, en todo el mundo los lugares de difícil acceso (y, en especial, las montañas escarpadas) han permitido la supervivencia de sociedades autónomas frente a los intentos estatales de asimilación (El arte de no ser gobernados, 2024). Pero también sabemos que estas autonomías se han visto reducidas de forma proporcional al avance, para los Estados, de tecnologías de acceso a zonas difíciles. Así, las armas que sirvieron en 1994 bien podrían no ser tan efectivas en caso de una nueva ofensiva estatal o del crimen organizado apoyada en drones y tecnología de geolocalización, por poner dos ejemplos. Estoy seguro de que el CCRI-CG ha reflexionado sobre esto, pero las jornadas reflejaban mucho más una alianza con sectores del mundo cultural y humanístico que con lugares de innovación tecnológica.
Todo lo aquí manifestado es, en todo caso y como su nombre indica, la aproximación preliminar, fragmentada, superficial, subjetiva y muy resumida de un observador externo, pensada para que pueda servir como punto de partida para investigaciones más profundas del resto de compañeras de Redes_Ling en futuras visitas.
REFERENCIAS
Baschet, Jérôme. Adiós al capitalismo: Autonomía, sociedad del buen vivir y multiplicidad de mundos. NED, 2015.
Enlace Zapatista. https://enlacezapatista.ezln.org.mx/
Galeano, Subcomandante Insurgente. Habrá una vez. Sin pie de imprenta y sin fecha.
Graeber, David y Wengrow, David. El amanecer de todo: una nueva historia de la humanidad. Ariel, 2022.
Illich Ivan. La sociedad Desescolarizada. Godot, 2011.
Marcos, Subcomandante Insurgente. Relatos del Viejo Antonio. Virus, 2004.
Scott, James C. El arte de no ser gobernados: una historia anarquista de las tierras altas del sudeste asiático.Katakrak, Traficantes de sueños, 2024.
–. Weapons of the Weak: Everyday Forms of Peasant Resistance. Yale University Press, 1985.
Vázquez, Guadalupe; Hernández, Mariana; Jiménez José Alfredo y Gómez, Juan. El camino de la no Violencia. Ed. Fray Bartolomé de las Casas, 2024.
Wójtowicz-Wcisło, Marta. “El derecho al aborto electivo en Chiapas, México”. European Review of Latin American and Caribbean Studies / Revista Europa de Estudios Latinoamericanos y del Caribe, no. 110 (julio-diciembre 2020), pp. 39-58.

