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Cuaderno de viaje I- Chiapas y el zapatismo: un primer encuentro

Este cuaderno de viaje se organiza en dos entregas, de las que ahora se publica la primera. Tanto el viaje como la publicación son parte de la investigación-acción que desarrollamos en el proyecto europeo ReDes_Ling, Resistir la Desigualdad Lingüística (Staff Exchanges ref. 1011131469). En esa investigación entendemos la desigualdad lingüística y perseguimos revertirla. Destacamos, distintas formas de desigualdad, como:
– la relación asimétrica entre grupos lingüísticos se traduce en diferencias sociales, desventajas económicas, acceso desigual a los derechos, falta de bienestar material y emocional, o incapacidad para desarrollar el propio potencial (Bonnin 2013).
– la discriminación lingüística está tan generalizada como otras formas de discriminación basadas en la raza, etnia, sexualidad o género (Baugh 2003; Lippi-Green 1997; Urciuoli 1996).

Para revertir este papel de las lenguas en estas desigualdades, tenemos que cerrar la brecha entre la investigación académica y la percepción de la sociedad sobre el lenguaje, con intercambios entre equipos interdisciplinares de académicos y organizaciones.

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Tras la excelente acogida por parte de la profesora María Luisa de la Garza del CESMECA, lo siguiente que me saludó al llegar a San Cristóbal de Las Casas fue el extractivismo en su vertiente material. Resulta que casi todo el mundo que reside algún tiempo en San Cristóbal, especialmente en ciertas temporadas, coge algún tipo de patógeno del agua, ya que está muy contaminada. No fui una excepción. Esto es así especialmente desde que pusieron la fábrica de Coca-cola, que se llevó la mejor agua. Agua que ahora vende en garrafones por la calle: es lo primero que oía en la mañana al despertarme: el vendedor casa por casa de agua embotellada.

A lo largo de las primeras semanas pude visitar la Universidad Intercultural de Chiapas (UNICH), que busca respetar y acoger a los pueblos indígenas, que son en torno a un 34% de la población de Sancris y un 26% en Chiapas. Por cierto, el Gobierno de México define a la población indígena por “hablar al menos una lengua indígena”, con lo que la sociolingüística ya está puesta en el centro de antemano en este contexto. En la charla que fui a ver en la UNICH me llamó la atención el momento en que la ponente, una académica chilena, hizo una llamada a la participación al poco de empezar a hablar, produciendo muchas más intervenciones del público de las que ella esperaba.

Imagen 1. Ponente con retrato de Zapata. UNICH, San Cristóbal de las Casas.

Más adelante, escuchando a varias académicas sobre sus proyectos de investigación en CESMECA, me resonó esta cultura de la participación y de la desjerarquización entre la figura del/a investigador/a y sus interlocutores, pues en la mayoría de los proyectos de investigación, en diferentes disciplinas, se hacían con plena participación de las comunidades investigadas en el resultado final. Seguían, precisamente, metodologías que también había expuesto y defendido la UNICH. Mi sensación es que la universidad española aún mantiene una gran separación y jerarquización entre sujeto investigador y objeto, en comparación con lo que vi en Chiapas. La posibilidad de acceso, siquiera leve, que tienen los pueblos originarios de la zona a la educación superior, junto con la visibilidad por la que han luchado y han logrado (especialmente desde el Congreso Nacional Indígena de 1996) probablemente haya tenido mucho que ver.

Imagen 2. Delmy Cruz, ponente en CESMECA, San Cris.

También eran las fiestas del barrio de Guadalupe, por lo que desde la casa no solo se oía al vendedor de agua, sino que también se escuchaban pasar a las procesiones que venían desde otros pueblos andando, en camionetas, en motos… la religiosidad aquí es grande, pero a la vez muy sincrética, incorporando tradiciones de los indígenas (como el propio peregrinaje a un lugar que ya era sagrado para ellos antes) o la música dentro de la iglesia, donde hay, por cierto, un Cristo negro (también en España hay figuras de vírgenes negras, en ese caso se presume que provienen de cultos previos a Isis).

Imagen 3. Templo de Nuestra Señora de Guadalupe, San Cris.

En los puestos de la feria pueden apreciarse casetas en las que el tiro al blanco no da muñecos, sino la posibilidad de escuchar la música y las luces del engranaje que trae la pared. También se ven armas más imponentes que en España.

Imagen 4. Puesto de tiro en la feria de Guadalupe, San Cris.

Prácticas de memoria

Pero volviendo a la religiosidad, también pude ir a varios actos de conmemoración de víctimas indígenas asesinadas en la zona por paramilitares en connivencia con el Gobierno. La más importante es la matanza de Acteal de 1997, en la que se asesinó, dentro de una iglesia, a 45 indígenas tsotsiles, incluyendo niños y mujeres embarazadas. Es importante resaltar que las personas asesinadas eran miembros de “Las Abejas”, un grupo pro-derechos humanos, cristiano, contrario a cualquier tipo de violencia y por tanto separado formalmente del EZLN que se había alzado pocos años antes. Sin embargo, y aun manteniendo claramente el enfoque no-violento, en los dos actos conmemorativos a los que pude ir se enfatizaban planteamientos muchas veces similares a los del EZLN respecto a quiénes son los oprimidos, los opresores, las causas y las consecuencias… de hecho, en una de las misas grabadas en uno de los documentales, el cura terminaba con “que Dios los bendiga y hasta la victoria”.

Imagen 5. Proyección durante el acto de presentación del libro El camino de la no-violencia.

Museo Jtatik Samuel, San Cris.

Uno de los actos (la presentación del libro El camino de la no-violencia (2024), escrito colectivamente por la organización Las Abejas sobre esta matanza de Acteal) fue en San Cristóbal de Las Casas, en el Museo Jtatik Samuel, un espacio dedicado a Samuel Ruiz, el obispo al que los indígenas decidieron cariñosamente llamar Jtatik (padre en Tsotsil) y que tienen en alta estima (no es el único, también se rindió homenaje al Padre Marcelo Pérez Pérez, párroco de la diócesis de Sancris, importante mediador y gran defensor de los derechos humanos, tan incómodo para el poder que fue asesinado apenas un mes antes de mi llegada). Más tarde en la casa donde residía, uno de mis compañeros, un señor de unos 70 años que había sido capataz y amigo de los finqueros (los terratenientes), me decía que era la figura que más odiaban, por cómo defendió a los indígenas que recuperaron las tierras en el alzamiento del EZLN de 1994. Él me lo contaba desde la perspectiva racista de los finqueros, para los cuales ningún indígena es de fiar, solo miran por su interés y cometen barbaridades. Como ejemplo puso el exigir dinero a coches en las carreteras.

Imagen 6. Firma de libros por los autores de El camino de la no-violencia. Museo Jtatik Samuel, Sancris.

Lo cierto es que las mayores barbaridades que escuché se habían cometido de forma rutinaria por los capataces y finqueros hasta la toma de las tierras, pues los indígenas eran considerados menos que humanos, y fue a partir de brutales castigos y humillaciones que comenzaron a escaparse de los cultivos y a organizarse, junto a revolucionarios mestizos venidos de otras partes de México, primero en las Fuerzas de Liberación Nacional y después en el EZLN. De hecho, como pude comprobar visitando a varios presos, aún no se ha acabado con la práctica habitual de la policía en muchas zonas indígenas de encarcelar a varios indígenas cualesquiera para poder decir a sus superiores que resolvieron el caso. Es decir, que desde ciertas instancias aún se sigue tratando a los miembros de los pueblos originarios como si no tuvieran ningún derecho.

Imagen 7. Cartel en el municipio de Acteal.

Por otra parte, el acto en el pueblo de Acteal, igual de abierto a todo el público que el del Museo Jtatik Samuel pero más grande, fue netamente religioso y contó con representantes de diversas comunidades indígenas, coros y bandas de música, y unas imponentes cruces, una por cada persona asesinada en la matanza, con su nombre y la edad a la que murió. Estas cruces, que hacían ineludible la presencia de los muertos en el ambiente (de nuevo el sincretismo), no eran tan imponentes para una niña, hija de una de las autoras del libro El camino de la no-violencia, que paseó por encima de ellas tranquilamente sin que nadie tuviera prisa por apartarla, en lo que parecía una metáfora de la vida abriéndose paso por encima de la muerte y de los muertos, pero también de alguna manera a través de ellos.

Imagen 8. Acto conmemorativo de la matanza de Acteal. Municipio de Acteal.

Las Abejas no es, sin embargo, la única organización dedicada a hacer memoria. También pude visitar la sede del Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de las Casas (conocido como “el Frayba”), que combina el trabajo de memoria y archivo con la documentación, denuncia y protección frente a las acciones represivas que siguen ocurriendo. Y es que una de las bazas de los movimientos indigenistas de Chiapas ha sido la repercusión internacional de lo que ahí ha ocurrido y ocurre, tanto a nivel institucional como activista y cultural. En este sentido, el Frayba y otras organizaciones captan, por ejemplo, a jóvenes de otros países para labores de presencia internacional y documentación en lugares de represión, una presencia de “cuerpos blancos” que muchas veces ayuda a inhibir las acciones que ejército, paramilitares o crimen organizado quieren realizar en la sombra.

Imagen 9. Grabado en la puerta de la residencia Junax, creada para

 voluntarios en tareas de derechos humanos en la zona. Sancris.

Nochebuena en el CIDECI

El 24 de diciembre tuve el privilegio de que me invitaran a pasarlo en el CIDECI con sus alumnos y alumnas, todos indígenas. El CIDECI (debería quizá escribir SIDESI, porque así es como se habla), es el Centro de Innovación e Investigación de desarrollo Educativo y Capacitación e Integración social, una escuela de formación profesional hermosa y con grandes instalaciones, ubicada en un barrio popular de Sancris. Está hecha por y para los zapatistas, y sigue una pedagogía inspirada en Iván Illich, donde la motivación se encuentra en aprender y aprender a hacer para poder desempeñarse en un trabajo, antes que unas notas o un título propias de la educación/mentalidad escolar.

Imagen 10. Algunos edificios del CIDECI, Sancris.

El evento se inició con una ceremonia católica clásica en castellano (más bien “castilla” como dicen allí) a cargo de un profesor sin atuendo de cura, una procesión con velas hasta el comedor, y una comida colectiva. Después bailamos cumbia en el salón de actos, donde aprecié unos roles de género que me recordaron mucho a los que había en la discoteca de mi pueblo en la adolescencia: mujeres bailando desde muy pronto, y hombres que tímidamente se van animando a bailar con ellas más adelante. Eso sí, aquí todo sin una gota de alcohol. Por lo visto, la presión fundamental para prohibir el alcohol en los territorios zapatistas fue de las mujeres: por la violencia de género y por el despilfarro de ingresos que podía suponer un hombre borracho en la familia.

Puede sorprender que una comunidad zapatista realice rituales cristianos clásicos, pero todo apunta a que el indigenismo de esta zona ha sabido utilizar la religión a su favor, amparados en la conocida flexibilidad del catolicismo a lo largo de la historia. Muchas veces para acabar dominando, como no nos cansamos de repetir desde la perspectiva europea, sin conocer tan bien la historia opuesta. O como diría algunos días más tarde una de las comandantas: “Los europeos hablan de la Conquista, pero no nos conquistaron porque aquí seguimos”.

Imagen 11. Cartel en el CIDECI, Sancris.

REFERENCIAS

Baschet, Jérôme. Adiós al capitalismo: Autonomía, sociedad del buen vivir y multiplicidad de mundos. NED, 2015.

Enlace Zapatista. https://enlacezapatista.ezln.org.mx/

Galeano, Subcomandante Insurgente. Habrá una vez. Sin pie de imprenta y sin fecha.

Graeber, David y Wengrow, David. El amanecer de todo: una nueva historia de la humanidad. Ariel, 2022.

Marcos, Subcomandante Insurgente. Relatos del Viejo Antonio. Virus, 2004.

Olivera Bustamante, Mercedes. Lecciones a las feministas de las mujeres zapatistas. Cooperativa Editorial Retos, 2023.

Scott, James C. El arte de no ser gobernados: una historia anarquista de las tierras altas del sudeste asiático. Katakrak, Traficantes de sueños, 2024.

–. Weapons of the Weak: Everyday Forms of Peasant Resistance. Yale University Press, 1985.

Vázquez, Guadalupe; Hernández, Mariana; Jiménez José Alfredo y Gómez, Juan. El camino de la no Violencia. Ed. Fray Bartolomé de las Casas, 2024.

Wójtowicz-Wcisło, Marta. “El derecho al aborto electivo en Chiapas, México”. European Review of Latin American and Caribbean Studies / Revista Europa de Estudios Latinoamericanos y del Caribe, no. 110 (julio-diciembre 2020), pp. 39-58.